Quienes me conocen saben de mi gran interés por conocer del vino y por supuesto de degustarlo. Tal vez debido a eso varias personas me recomendaron visitar esta "vinoteca" que realmente es un espacio para degustar vinos y algunos pocos platos "maridados" para su carta. Posterior a esta "invitación" a conocer Quimera, recordé entonces que alguna tarde de sábado que visité Vinos del Rio en el oeste de Cali -una verdadera vinoteca o tienda de vinos http://www.vinosdelrio.com/ - conocí a los propietarios de Quimera quienes se surten de alli.
Finalmente fuí al sitio una noche lluviosa, con otra pareja de amigos quienes comentaron que menos mal habian instalado una carpa que nos permitió instalarnos en la pequeña terraza.
Para comentar nuestra experiencia esa noche voy a colocar como referencia el hecho que estaba a la expectativa de visitar el sitio que se publicita como una "vinoteca".
Al momento de ordenar la luz no era suficiente para observar la carta, las luces son indirectas (lo aprecio) pero muy pobres. La carpa de color negro no ayuda en lo más mínimo a dar volumen y claridad al sitio. Finalmente pedimos el vino, y al intentar apreciarlo noté que los sobre-manteles también eran negros, por lo tanto imposible observar los hermosos tonos tintos que debía dar el Merlot chileno.
Luego ordenamos algo de comer. Mi esposa pidió una ensalada servida en un plato tan pequeño que al momento de pasarla a la mesa, la mesera ladeó un poco el plato y se regó una salsa oscura sobre la hermosa blusa blanca que traía mi esposa. Bueno, esto es un accidente. Mientras la comía le pareció muy fuerte la salsa, la que identificó que contenía demasiado "Aceto balsámico", al punto que decidió devolverlo a la cocina. Un jóven que nos atendió el reclamo, no sé si el administrador o el maitre, no supo que era "aceto" e insistió que era salsa de soya. Al parecer en la cocina intercambiaron las salsas. Finalmente ofrecieron otro plato el cual degustó hasta el final.
Aplaudo la iniciativa de crear cultura gastronómica especializada. Esto crea una demanda exigente, comensales que aprenden a apreciar comida del mundo. Sin embargo critico fuertemente que no se coordinen todas las actividades que hagan de la visita del cliente una experiencia extraordinaria.
Regresaré, tal vez con la frescura del barrio "San Antonio" una tarde de sábado, mi experiencia sea mucho más placentera.
Hasta pronto Quimera.
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